Beijing para los nostágicos




Aquellos que vienen por primera vez a la capital del gigante asiático sin duda tienen mucho terreno que cubrir: la Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo, el Palacio de Verano… Todas son visitas que conllevan invertir al menos medio día si se quieren disfrutar en condiciones, mención aparte de la Muralla China, para la cual, entre ida, vuelta y disfrute, yo dedicaría una jornada entera.

Pero si ya se ha estado en Beijing un tiempo o repetidas veces, entonces es cuando se pasa de descubrir los lugares que impresionan a buscar los rincones que enamoran. Este es el objetivo de mi visita esta vez, encontrarme de nuevo con aquellos sitios que me hicieron quedar prendada de Beijing, y posiblemente descubrir algunos nuevos. Para mi estancia, he escogido un hotel escondido en las callejuelas y laberínticos hutongs del barrio de Andingmen-Yonghegong, posiblemente la zona que más me gusta de todo Beijing, junto con Dazhalan y toda la zona al sur de Qianmen. MI hutong se llama Ju’er 菊儿胡同, el cual parece haber experimentado un reciente bum comercial, incorporando numerosas tiendas de aspecto bastante más sofisticado de lo habitual.


Fachada de mi hotel en el hutong Ju'er


En mi primera jornada por Beijing, decidí volver a visitar el Templo del Lama, Yonghegong (雍和宫), que aunque suele tener muchos turistas siempre me llena de paz interior con ese ambiente espiritual tan especial que solo los templos chinos tienen. Para llegar, dirigí mis pasos hacia la calle Chengxian, que alberga los recintos donde los opositores a funcionarios del estado iban a examinarse. En esta calle se encuentra precisamente el Templo de Confucio, que es también una visita interesante que no viene en los libros.

Buda de 18 metros de altura, en una sola talla de madera





Después de empaparme bien del Templo del Lama, decidí visitar mi bienamada Qianmen, adonde tantas veces iba durante mi época de estudiante para recompensarme por mis arduos esfuerzos en los estudios. La calle que desciende hacia el sur desde Qianmen digamos que tiene dos grandes calles comerciales que nacen de ella: Xianyukou (鲜鱼口) y Dazhalan jie (大栅栏街). Son laberintos de tiendas y edificios de ladrillo gris, que sumados al rojo de los farolillos nocturnos hacen de la zona una preciosidad. Detrás de dichos edificios hay, como no podía ser de otra forma, un entramado de interminables hutongs que muestran a los viandantes la imagen de la verdadera China, que aún vive oculta tras esa pátina de modernidad, cristal y hormigón. En esta zona es imposible no gastarse el dinero, bien comprando souvenirs, bien probando algunas de las especialidades culinarias locales, como los pinchitos (串串儿), el estómago de ternera (爆肚), el “potaje de los cien años” o “cocido eterno” (百年卤煮)… Suena apetitoso que te cagas, ¿eh? Hice lo propio y me dejé los cuartos en un par de tiendas, visité una librería a la que solía ir en mis años de estudiante y para culminar la jornada, fui a Quanjude (全聚德) a comer pato de Pekín (烤鸭).


La imponente puerta Qianmen


Puerta de entrada a la zona comercial de la calle Qianmen



Posiblemente no sepáis lo importante que ha sido esa experiencia para mí: desde que empecé la carrera, la idea de comer pato laqueado en Quanjude ha estado fija en mi mente. Fue una de las primeras lecciones que estudiamos en el libro El chino de hoy, así que esta vez que sí tengo dinero me dije “¡Qué demonios! ¡Vamos a Quanjude a comer pato!” y allí que me tiré a vivir una experiencia de libro de estudiante. Una ración (enoooorme) me costó 138 yuanes (17 euros), que con mi beca de hace 6 años era un dinero que no te querías gastar porque por 15-25 yuanes comías, pero ahora habría hasta repetido… ¡Si me hubiese cabido más pato en el cuerpo! Cuando me harté de dar paseos, me volví a casa a descansar.
Fachada del restaurante original


Ración para una persona por 138 yuanes, ¡y sales reventando!



Por la noche, decidí ir caminando hasta Wangfujing y comprobar por mí misma si era cierto que habían cerrado los puestos que vendían insectos en aquel colorido callejón por el que solía ir con el chino y el ruso. Fui por una zona muy chula y escondida, Dongbuyaqiao Hutong, por una callecita ajardinada que transcurre junto a un riachuelo. Era de noche, pero la zona estaba llena de gente paseando, bailando, sentada a la orilla del río charlando… Beijing respira por las noches, cobra vida cuando el sofocante calor se hace a un lado. Intenté que mis pasos me llevasen a través de los hutongs durante el mayor tiempo posible, ya que es lo que más me gusta de Beijing. Al final desemboqué en una calle principal, Beiheyan, y no me quedó más remedio que convivir con los coches. Se dice pronto, pero fue un paseo de 4 kilómetros ida. Ahora para llegar a Wangfujing desde el norte hay una parada de metro superconveniente: China Art Museum, línea 8. Es una gozada, porque te evitas la línea 1, que siempre fue un poco infernal.


Paseando por el barrio residencial Dongbuyaqiao (东不压桥)




Cuando llegué (por fin), di un simple paseo por la zona, me metí en la librería de lenguas extranjeras porque siempre me gustó echar un vistazo a la increíble cantidad de material que tienen en otros idiomas (no como París, por cierto…) y me acerqué finalmente a la calle de los puestecitos de comida bizarra. Y es cierto, ¡ya no hay bichos! No negaré que me parece mucho más salubre, pero también es cierto que me entristeció un poco. La zona ha perdido mucho de su encanto sin las guarrerías y las cosas que te miran a la cara antes de que te las comas.


Se ve muy triste sin esos primeros puestos vendiendo bichos...

Y como ya estaba francamente reventada, decidí montarme en la línea 8 y llegar rapidito al hotel a descansar. Conclusión: Beijing es eterna. Hay cosas que cambian, como no puede ser de otra forma, pero la ciudad sigue manteniendo su esencia y esa identidad única que la hace tan especial. Fue un primer día magnífico y un reencuentro tan esperado como gratificante.

Comentarios

  1. Que pena que hayan desaparecido los puestos de insectos. Yo no los probé y si volviera tampoco los probaría, pero me gustaba verlos :)

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