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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Cabezas de cerdo que vuelan y otros cuentos chinos

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Esta semana termino mi curso intensivo de chino en el Instituto Confucio, y ya he comenzado las clases de traducción en la Universidad, de modo que mi tiempo libre brilla por su ausencia. No obstante, despejar la mente de vez en cuando es una cuestión más que recomendable, así que para aquellos de vosotros que aún disfrutéis de algunos ratos de ocio (y queráis fliparlo sin drogas) os voy a recomendar una lectura: Gao Bao ,  Cuentos extraordinarios de la China medieval .  Madrid.   Editorial  Lengua de Trapo. En él encontraréis las narraciones más variopintas e inverosímiles jamás escritas, eso sí, contadas con total naturalidad, con una tranquilidad que miedo me daría a mí pisar algún rincón de la China medieval:  -- cabezas de cerdo que vuelan y atacan al personal -- visitas de los muertos por las noches -- gente que vuela -- cabezas que se desprenden de sus cuerpos...  Canela fina y así, de natural, sin Guerra del Opio ni nada... Ya sabéis, si tenéis tiempo y ganas, es

Cultura: ¡feliz Festival de la Luna! (中秋节快乐!)

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  ¡FELIZ FESTIVAL DE LA LUNA! Hoy se celebra el Festival de la Luna o Festival del Medio Otoño  en China, Japón, Korea, Vietnam..., también conocido como Mid-Autumn Festival , Japanese Fall, la fiesta de los farolillos y, seguramente, panceta frita en alguna parte. Esta tradición, que se remonta nada menos que a la dinastía Shang  商 (hace unos tres mil y pico años), tiene lugar el decimoquinto día del octavo mes lunar (el calendario chino se rige por meses lunares; no es que les dé por celebrar el Año Nuevo cuando les sale de los huevos). Lo cual se traduce, normalmente, en una celebración a finales de septiembre o principios de octubre, para que nos entendamos. Son muchos y muy variados los rituales que se ejecutan en esta festividad, dependiendo del sitio en que tenga lugar. Los invariables son: contemplar la luna llena, iluminar la noche con farolillos de colores y comer mooncakes 月饼 (yuebing), pastelitos de luna.  ¡Foto del futuro! ¡Esta soy yo so

Anécdotas: el baile de los pingüinos

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Estudiar chino no es algo fácil. Por supuesto, me gusta lo que hago, y mentiría si dijese que, a pesar de lo tedioso que puede resultar a veces, no me apasiona sentarme a desentrañar el intrincado significado de los caracteres y pictogramas chinos para luego contárselo a algún estupefacto oyente. Quieras que no, eso mola. El principal inconveniente de estudiar chino estriba en la necesidad de estudiar chino todos los días de tu vida, ya que es una lengua que fácilmente se olvida si no se usa a diario. Y el hecho de que los chinos de los restaurantes y tiendas, primero, estén trabajando y, segundo, hablen rápido como si les hubieran metido fuego, pues no anima mucho al estudiante autodidacta a lanzarse a una conversación con ellos para practicar. Es por ello que este septiembre he decidido acortar mis bien merecidas vacaciones y apuntarme a un curso de lengua china en el Instituto Confucio , con objeto de intentar no convertirme en una mongólica que balbucea chino de form