Anécdotas: ¡nos vamos de bodorrio chino! (婚礼)

Queridos amigos, he aquí la entrada que os prometí acerca de la boda china. El pasado día 22 de octubre tuve el privilegio de asistir como invitada a la boda de mi amigo Jason, chino (no os dejéis engañar por el nombre) que, tras 3 años de residencia en España y 11 de noviazgo, decidió firmar el papelito y casarse con su (paciente) novia. Conocí a Jason el pasado enero, de la forma más tonta (¡Facebook!) y unas tres semanas después de nuestro primer encuentro en una tetería de la Calderería de Granada, él regresó a China en lo que parecía que iba a ser un adiós para siempre... ¡Quién nos iba a decir que 7 meses después estaríamos de nuevo juntos, brindando por la prosperidad de su matrimonio con baijiu 白酒! (Aqueroso, asqueroso baijiu...).

Foto de la invitación

Invitación 

Recibí la invitación justo una semana antes de la boda, aunque ya sabía de ante mano que iba a estar invitada; no obstante, mi genial intelecto consideró que dejar el tema del vestido para el último día era lo más conveniente, así que ahí que me hallé, la víspera de la celebración, perdiendo el culo por encontrar algo medio decente en lo que embutirme (porque por aquellas fechas estaba obsesionada con que había engordado) para figurar al día siguiente. Unas 6 horas, 20 "me gusta, pero estoy gorda" y 140 yuanes más tarde, regresé a mi residencia con... un vestido de diario y pendientes... Afortunadamente, 16 horas más tarde descubriría que la etiqueta de las bodas chinas no tiene nada que ver con la que los europeos, en general, y los españoles en particular, conocemos y tememos.

Obsérvese a la concurrencia vestida de trapillo... ¡viva el chándal!
Sábado, 10 de la mañana. La invitación nos conduce hasta la puerta de un gran salón-restaurante de celebraciones, que en realidad se compone de varias naves que a su vez alojan varios salones en su interior. El complejo ocupa más o menos toda una manzana de la calle. Bastante titánico. Bastante chino.

Foto de los novios con los padres (y niña de ascendencia desconocida)
Al evento asistí con una amiga y su novio. Por cierto, a esta chica la conocí en el aeropuerto de Madrid el día que me venía para Pekín y, al final, ¡resultó que también era amiga de Jason!; el país con la mayor población del mundo, la ciudad más gigantesca de China y, SÍ, ocurrió. Ahí lo llevas…

Mientras esperábamos en la puerta, la visión de gente con mochilas, en chándal y con la ropa de ir a patear el mercadillo los martes, nos indujo a pensar que nos habíamos equivocado de lugar. Pero no, amigos. Característica número uno de una boda china: si eres un invitado, cualquier camisa con pantalón, y cualquier vestido normal y corriente, son más que suficientes. Me sentí como la reina de Inglaterra con mi modesto vestido gris. Minipunto para el equipo de los chinos.
Los padres de los novios, notablemente más arreglados y de rojo, como marca la tradición, esperaban en la puerta del recinto la llegada de los contrayentes. Unos 200 chinos y, en medio, 3 españoles. Como era de esperar, la banda sonora de nuestra espera la constituyeron canciones como “laowai” (guiri), “xibanya pengyou” (amigos españoles) y “ta xueguo xibanyayu” (es que el niño estudió español). Al fin, llegaron los novios, GUAPÍSIMOS LOS DOS, se hicieron las fotos de rigor con la familia y los amigos allí mismo, en la puerta, y procedieron a darnos paso al interior del recinto.

Mesa de firmas, regentada por la mujer sin rostro
El lugar donde se celebró la ceremonia era un restaurante bufé absolutamente inmenso, con todo tipo de comida, bebidas y postres. Creedme, ¡no habéis visto un bufé de tamañas dimensiones en vuestra vida! Mientras dirigíamos nuestros pasos hacia el salón de festejos, encontramos una pequeña mesa con dos libros de firmas y dos chicas invitándonos a dejar una dedicatoria a los novios. También ofrecían sobres rojos para hacer un regalo a la pareja y aparte, alucina vecina, nos condecoraron con unas pegatinas de lo más ñoño (piruletas con la palabra “love”, otras en forma de caramelitos, corazones, etc). Dejamos los sobres rojos allí, impertérritos, y continuamos nuestra procesión hacia la sala. Característica número dos: no estás obligado a hacer ningún tipo de regalo a los novios, a menos que seas un familiar cercano o tengas una relación de amistad muy estrecha con ellos. Minipunto para el equipo de los chinos.

Caramelos, frutos secos, cigarrillos... oh, glamours glamour...
Nos acomodaron en un gran salón donde habían dispuesto las mesas para el banquete. Sobre las mesas, encontramos un plato con cigarrillos, otro con cacahuetes y frutos secos, botellas de vino (español, TE QUEREMOS, JASON) y unas cajitas muy monas llenas de caramelos y dulces chinos, para matar el gusanillo mientras se celebraba la ceremonia. Minipunto y punto para el equipo de los chinos.
Fotos naturales, sin posar a penas
A lo largo de todo el salón, había unas pantallas de televisión que mostraban una presentación de las fotos de estudio que los novios se habían hecho para el evento, así como fotos de su infancia. La verdad, entre el picoteo y la tele, la espera se hizo entretenida. Finalmente, el showman  anunció la entrada de los novios, que caminaron hacia un escenario situado al fondo de la sala, donde se celebró el casamiento y los rituales pertinentes.


Intercambio de anillos, pompero incluído
Las bodas chinas actuales no de diferencian mucho de las occidentales, aunque sí tienen ciertos elementos distintivos que merece la pena destacar: la boda entera, en sí, es un espectáculo dirigido a entretener a los invitados. Aparte de hacer la tradicional pregunta que conduce al “sí, quiero” e intercambiar las alianzas, el showman se encarga de hacer preguntas y sonsacar secretos a los novios, así como de conducir las distintas partes del ritual, todas ellas acompañadas por música y luces. Una de las partes destacadas del ceremonial es cuando los novios llenan sendas copas con licor y beben  juntos, cada uno de la del otro, siendo este un símbolo de la buena fortuna y prosperidad de su unión (en este punto de la ceremonia, dios sabe por qué, el showman sacó lo que podríamos llamar un “pompero eléctrico” y llenó el escenario de pompicas de jabón, para solaz de los invitados chinos y muerte cerebral de los tres laowais allí presentes). 


Reverencia a los padres
Los recién casados también encendieron unas velas para que iluminasen su camino y ahuyentasen a los malos espíritus y por último, pero no por ello menos importante, mostraron su respeto a los padres y les sirvieron el té. Mientras todo lo anteriormente dicho podría considerarse pura parafernalia, la reverencia a los padres y la ceremonia del té son elementos esenciales en la celebración del matrimonio: los novios se presentan ante sus padres y juntos les hacen 3 reverencias; a continuación, la novia muestra sus respetos a sus nuevos padres, los padres de su marido, y el novio hace lo mismo con los padres de ella; juntos les sirven el té, empezando, por supuesto por los padres de él (y por el padre, concretamente) y luego siguiendo con el resto; en este ritual puede incluirse a otros miembros importantes de la familia, siempre siguiendo un estricto orden jerárquico a la hora de servirlo.
Con respecto a la disposición de los invitados, los chinos tienen una máxima a seguir para estos casos: 东主西客 (dongzhu xike), que viene a ser “el anfitrión se ubica en el lado Este y el invitado en el Oeste”, y 坐北朝南 (zuobei chaonan), “sentarse en el lado Norte, mirando hacia el Sur”. Así pues, en un banquete que observe la etiqueta tradicional, el anfitrión debe sentarse siempre en el lado norte de la estancia, de cara al Sur, y con el invitado de honor sentado siempre a su derecha (Oeste).

¡A comer!

En resumidas cuentas, los novios hicieron su espectáculo, dieron las gracias a los asistentes por ir (momento épico cuando la cámara y el foco de luz enfoca a los 3 españoles y yo digo “nooooooooorl”, ja, ja, ja) y nos dieron permiso para atacar el bufé como una manada de chacales hambrientos. Después de comernos hasta la cara de la virgen, los novios fueron mesa por mesa brindando con baijiu 白酒 (un licor tradicional bastante abominable) y dando un dulce 喜糖 xitang a cada uno de los invitados. Por cierto, para el banquete la novia se cambió de peinado y vestido, luciendo el indispensable color rojo de las bodas chinas. Unas 4 horas (y 5 kilos) más tarde, tomamos un taxi para volver a casa.

Brindis con 白酒 (pueden apreciarse los 喜糖 junto al novio)

Puedes ir a la boda con ropa arreglada pero informal; no hace falta que compres ningún regalo o que des dinero; no hay ceremonia religiosa; puedes fumar, comer y beber mientras ves el casamiento; la comida y la ceremonia se realizan en el mismo sitio, no hay que desplazarse ni hacer tiempo entre la una y la otra… Creo que podemos afirmar sin ningún género de duda que las bodas chinas son 很给力, ¡lo mejor de lo mejorcito, oigan! Os dejo un video de mi cuenta de Youtube a continuación con parte de la boda "simulada" para los invitados (no os perdáis mi reacción en el momento en el que encienden el pompero eléctrico...). ¡Espero que os guste!



Desde aquí, antes de despedirme doy las gracias a mi amigo Jason, en primer lugar por honrarme con su invitación y, en segundo, por permitirme publicar los detalles de su boda en mi blog. Es gracias a gente como Jason que los laowais podemos llegar a conocer China y a los chinos un poco mejor. ¡Espero que os haya gustado la entrada! ¡Salud y prosperidad, Jason!


Comentarios

  1. Me meo, me desorino, me vuelvo tooooooo loca. Debió de ser una experiencia interesantísima y, en aspectos como el de las pompicas, surrealista xD, qué diferentes son a nosotros y por tanto qué guay que está ir allí a comprobarlo en primera persona.

    Sigue con tu blog, yo quiero mááááááááááássssss...

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  2. Genial, comentarios geniales, asi ya sabemos un poco mas de las tradiciones chinas. Podrias plantearte presentar un españoles por el mundo, seria un exito. BS

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  3. Jajajaja. Me encantan las bodas chinas!!!

    Aquí, cuando te invitan a una boda te desequilibran el presupuesto para varios meses, sobre todo a las chicas: vestido, zapatos, bolso, complementos, peluquería, maquillaje y regalo.... te montas casi en los 1.000€. Creo que en lugar de invitar a los amigos, deberíamos invitar a los enemigos... les joderíamos bastante! XDDDDD

    Me sumo a la petición de Ana. En cuanto acabes de exámenes...sigue con el blooog pls XDDDDD

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