Esta semana me he lanzado a la piscina. Literalmente.
Desde que estoy en China, hacer cosas que jamás había hecho parece estar a la orden del día. Aquí, Lara se va transformando poco a poco en Ge Lan 葛兰, una chica que come fruta todos los días, se hace 6 kilómetros en bici solo para comprar pan, practica con el Erhu y merienda
chou doufu 臭豆腐 (el tofu apestoso) con sus amigos. Pues bien, como iba diciendo, esta semana Ge Lan ha dado un paso más hacia Oriente y se ha hecho miembro de la piscina de la universidad, que se encuentra dentro del
Gimnasio Olímpico de la USTB.
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Gimnasio Olímpico, en la explanada central |
Los que me conocéis ya sabéis que mi relación con el agua es un tanto especial. A ver, vayamos por partes, ¡que dicho así parece que es que no me lavo! El caso es que soy un poco hipocondríaca, especialmente en lo que a contacto con la gente se refiere, así que me cuido mucho de tocar y de que me
toquen-rocen-respirencercamiren... Cuando alguien estornuda, contengo la respiración; si estornuda dos veces, me cambio de acera o de calle, según la intensidad del estornudo.
Pues bien, puestos ya en antecedentes, ahora os podréis hacer una idea del gran salto que ir a una piscina ha supuesto para mí. En tierra firme, rodeado de aire, uno puede contener la respiración si no quiere contaminarse los pulmones; pero en el agua, por mucho que contengas la respiración, si el niño de turno se ha orinado, sí, a lo mejor no se te contaminan los pulmones, pero se te contamina todo lo demás. Con creces (y con heces). La verdad, podría explayarme y hablar largo y tendido sobre las inmundicias que pueblan las aguas comunales, pero creo que lograría autoasquearme hasta el punto de romper mi carnet de miembro y no volver a la piscina nunca más. Así que el resto lo dejo en manos de vuestra aguda imaginación.
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Gafas graduadas, 4 euros |
Lo primero que hice fue comprarme la equipación: gafas, gorro y traje de baño. No compré el cacharrito ese que se pone en la nariz y que sirve, principalmente, para hacerte feo, y luego también para que no respires agua. Posteriormente he descubierto que tiene una utilidad bastante demostrada, así que tendré que comprarme uno. Bueno, el tema de
las gafas para bucear es increíble. Aquí, quizá porque tenemos esta piscina de calidad excepcional, ¡todas las gafas están graduadas! No soy una habitual de los baños en mi país, pero que yo recuerde en los bazares nunca ha habido gafas graduadas... Así pues, el primer paso consistió en jugar a probarnos todas las gafas del super hasta dar con las adecuadas para mí. Luego, comprar
el gorro fue una simple cuestión de elegir el color.
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El último grito en prendas de baño, 6,5 euros |
Lo mejor de todo fue intentar elegir
el traje de baño: para empezar, podéis olvidaros del clásico bikini que frecuenta las playas y piscinas españolas. Para tener una idea más clara del concepto de bañador en China, debemos remontarnos a la España de 1920, cuando los trajes de baño eran dignos merecedores de la denominación "traje". El primero que saqué de la bolsa consistía en una minifalda de volantes con un top, era como un vestido para salir por ahí, salvo por el estampado horroroso, claro; el siguiente, una sola pieza, pero de nuevo una cascada de volantes desde el pecho hasta el ombligo; el resto,
shorts para hombre. Mi amigo Jake, que es chino, me miraba como si no supiese a qué tanto revuelo. Claro, para él esos bañadores son de lo más normal...
Vista la variedad de trajes de baño, tuve que ir a otro sitio a buscar el bañador, y terminé comprándolo en una tienda cercana a mi edificio en la que fríen pinchitos y, dios sabe por qué, venden trajes de baño (son esas extrañas asociaciones de la mente china). El bañador está bastante chulo, muy deportivo, pero
huele a fritanga que tira para atrás (yo creo que tiene aceite del año que le pidas). A estas alturas, ya he ido a la piscina dos veces, y aún conserva un interesante airecillo a papas fritas que no sé si me disgusta o me agrada, la verdad.
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Nuestra zona de gráciles chapoteos es la de la derecha, 1,2 m |
Total, que me lancé a la piscina con mi amigo el ruso y con el chino. Son
200 yuanes (22 euros) por
30 sesiones, y normalmente voy de 15:00 a 17:30, así que la relación cantidad-calidad-precio está muy bien. Cierran la piscina 3 ó 4 veces a lo largo del día durante 30 minutos, para limpiarla e higienizar el agua todo lo que se pueda. La piscina se divide en dos zonas, una con 120 cm de profundidad y otra más profunda. Para acceder a esta última es necesario
obtener una licencia (una especie de carnet que te acredita como persona que no piensa morir ahogada en la piscina mientras no la miras), para lo cual debes realizar dos pruebas: la primera, flotar bajo el agua,
manteniendo la respiración 30 segundos; la segunda,
nadar 200 metros seguidos, lo que se traduce en 4 largos de piscina. Parece fácil, ¿verdad? Pues el otro día el ruso y yo nos íbamos a morir allí intentando mantener el tipo, y el cabrón del chino era como flash pero en versión acuática... De hecho, Dmitry (que así se llama el ruso) y yo tuvimos que salirnos del agua porque teníamos sendos tirones musculares que no nos dejaban vivir... Pero la verdad es que lo pasamos en grande, así que repetiremos experiencia.
Jajajaja. Me encanta tu epopeya china! Todas tus entradas me parecen muy divertidas, pero esta se lleva la palma. Me lo habría pasado en grande viéndote la cara mientras elegías los bañadores. Los que has encontrado en China son modelo "España cañí-años 60". Los de los años 20 llevaban mucha más tela y 2 calabazas a los lados XDDDDDDDDD
ResponderEliminarUn besazo. Te quiero.
¡Tomo nota mamá! Bañador chino = Chica yeyé :D
ResponderEliminarEntonces...¿si llevas un bikini occidental te miran mucho xD? Joer, sí que es barato, porque el mismo bono, pero para 10 sesiones de mierrrrrrda, me ha costado 25 pavos en la piscina universitaria de Fuentenueva. Toma ya xD.
ResponderEliminarComo te pongas el bañador que huele a patatas fritas y te quedes mucho en el agua vas a crear una nueva variante de las "papas arrugás" xDDD. Un besazo enorme, ya sabes que me encantan tus entradas en el blog, así que ¡sigue así!
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