Hoy voy a hablaros un poco de la comida en china. No llevo aquí ni dos semanas, pero me atrevo a hacer, sin ningún género de duda, las siguientes afirmaciones matizadas:
- Afirmación: se come muy bien;
- Afirmación: está muy buena;
- Matiz: si tienes dinero.
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Fachada del restaurante Quanjude, Wangfujing |
A ver, vayamos por partes. Debemos partir de la base de que, para los estándares occidentales, aquí la comida no es cara. Los precios en restaurante oscilan entre los 15元 que puede costar un plato de tallarines, un bol de sopa o un menú del McDonalds, hasta los 119元 que hay que pagar por medio pato laqueado en el famoso restaurante Quanjude 全聚德. O sea, entre 1,60€ y 13,20€, respectivamente. Pero claro, si tenemos en cuenta mi estatus de estudiante sin ingresos, tengo que andarme con ojo, por barata que sea la comida. No me malinterpretéis, ¡no estoy en la miseria! Vengo bien pertrechada de casa, mi madre se encargó bien de ello. Pero la residencia de la USTB, para empezar, parece un hospital robado, y hay que equiparla hasta con las cosas más básicas (alargadores, lámparas, papel higiénico, escobas, etc.); y luego, por otro lado, las cosas chinas serán muy baratas, pero ya se encargan ellos de que todo sea susceptible de ser cobrado. Ayer mismo, sin ir más lejos, tuve que apoquinar 460元 para la tramitación de mi permiso de residencia, y la semana pasada, cuando nos llevaron a hacernos los análisis, tocaba soltar otros tantos (suerte que yo tenía todos los documentos originales de mis pruebas en España, y la broma solo me costó 60元); que si hay que comprarse un módem para Internet, 180元; que si necesitas un móvil chino para estar localizado, 500元; el abono transportes, 45元; que si las fotos que traes de casa para hacer el papeleo son demasiado pequeñas (sí, ahora les va a importar el tamaño...ejem), 50元; y así con todo. Que sí, que China no es cara, pero el río de dinero que sale del bolsillo del laowai no tiene fin. Vamos, que el día menos pensado me encuentro sentada en el paso elevado, entre el tío de los muñones y la señora que sujeta al niño cabezón con hidrocefalia, con un cartel a mis pies que rece 老外没有钱 (la guiri no tiene dinero).
Bueno, a lo que iba, que me voy por peteneras. La comida china real es rica, variada y muy sabrosa. Aunque todos los componentes del plato estén juntos, cada uno conserva el aliño con el que ha sido preparado, con lo cual la mezcla
resulta deliciosa. Eso sí, hablo de la comida china preparada en un restaurante, y no de la que, por ejemplo, me estoy alimentando yo estos días en "la cantina".
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Una de las 4 plantas de uno de los 2 edificios de comedores que tenemos (de 4 plantas los dos)
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El mostrador para soltar bandejas y cubiertos
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El comedor de mi universidad consiste en dos edificios de 3 ó 4 plantas, en cada una de las cuales hay, según dicen, distintos tipos de comida. Hasta donde yo sé, todas las plantas sirven lo mismo:
el rancho. El rancho consiste en una generosa ración de arroz blanco o tallarines, aderezada normalmente con verduras en salsa o alguna carne. Sin bebida, la jugada te sale por unos 6元, es decir,
60 céntimos, así que no se puede pedir más. Claro, que todas las comidas son iguales (desayuno, almuerzo y cena) y al segundo día acaba una del rancho hasta donde no mencionaré por escrito. Los horarios de las comidas también son re risa: el desayuno de 7 a 9, el almuerzo de 11 a 13 y la cena de 16.45 a 19. Fuera de esas horas, toca irse a la calle a buscar fortuna.
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El rancho: pescado agridulce (todo lo que jamás te comerías del pescado, incluidos bigotes) y acelgas con setas en el otro bol
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Cerca de todas las estaciones de metro hay siempre un McDonalds, un PizzaHut o un KFC, y los menús que ofertan no son tan caros como todo el mundo los pinta; luego, también hay
franquicias de comida rápida china, cuyos menús pueden salir por unos 30 ó 35元 (
3,80€), lo cual sigue sin suponer un gasto excesivo.
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Comida de una franquicia japonesa de los alrededores, Yoshinoya |
La opción más rentable para salir de la tediosa monotonía del rancho de la cantina es comprar algo en el supermercado, en mi caso, el Wu-mart 物美. Y aquí, queridos amigos, es donde comienza el nuevo libro de «Buscando a Wally», donde Wally se ha convertido en el único producto del supermercado que no lleva caducado un mes (de media). Por fortuna, a estas alturas yo ya he localizado mis Wallies, que son el café con leche en sobre, las botellas de agua y los minibricks de leche. Como no tenemos frigorífico en la residencia, hay que olvidarse de los productos frescos... Aunque tampoco aguantarían mucho, porque la fecha de caducidad siempre es de ayer. Nada de pan, galletas ni bollería, china u occidental, ya que todos esos productos están caducados. Es la magia de China.
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Pan de una boutique de Wudaokou (a 3 km) donde el pan no te sale verde |
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Leche... espero que no sea de continuación |
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Y «El Salvador», bendito Nescafé. Vida solucionada. |
Total, Pascual, que así está el tema de la manduca por estos lares. Y por estas Laras, je, je, je. Me gusta China, mentiría si dijera que no, pero también es cierto que me gustaría más si estuviese solo de turismo, y eso lo tengo tan claro como clara es mi piel en este mar de universitarios africanos y árabes que me rodea (otra bonita historia que os contaré otro día).
En fin, chicos, ¡nos vemos en la próxima entrada!
Buenísima la entrada, me he estado riendo un montón con esa paradoja de los productos frescos-caducados xDDD.
ResponderEliminar¡Mucha suerte y a cuidarse! ¡Y sigue escribiéndonos cosas, por favor! ;)
Verás el pucherico que te preparo cuando vengas xDDD y como dice Ed ¡Sigue escribiendo! ¡Que tus fans quieren leerlo todo! :P
ResponderEliminarHum, así que aquellas galletitas tan graciosas, con forma de panditas y animalitos, estaban caducadas xD. Pues mira qué bien. Por cierto, qué buena pinta tiene el edificio de comedores, para lo que dices...
ResponderEliminarLara soy Beatriz, solo una apreciación: fíjate bien en las fechas, porque a menudo no son de caducidad, sino de producción o envasado. Y no es lo mismo "empaquetao ayer" que "caducao ayer"! ;-) Ah, y lo que dices de los taxi furgoneta en la otra entrada: esos suelen ser taxis “negros” o sease, ilegales, y te puede caer un multazo gordo por usarlos si la poli te pilla montado en uno, aunque se usan más o menos mucho y por eso aun hay bastantes, pero están tratando de controlarlo, ten cuidado. Yo estoy ahora mismo en Londres por el master y la verdad es que me está encantando, me he alegrado la verdad, a ver cómo sigue la cosa, porque nos van a poner a trabajar como mulas en los periodos sin docencia, pero bueno, de eso se trata he de recordar :) Besos desde la otra punta del mundo!
ResponderEliminar¿Bea? ¡Qué sorpresa! Yo pensé que no venías a China porque te ibas a quedar en casa por lo de tu madre... Pero mira, me alegro un montón de que estés haciendo algo académico :D ¿De qué es el máster? Anda que no me estoy acordando yo de Londres, de cuando fui a la erasmus y todo me salió torcido... ¡Ahora habría sido muy diferente! Gracias por los consejillos, nunca vienen mal ;) Pero me temo que en los productos de mi super la mayoría de las veces la fecha es la 保质期 y no la siempre bienvenida 生产期 jajaja! Mucha suerte con todo, un beso muy grande :)
ResponderEliminarLara!! Me encanta este blog, pero cuánto tiempo le dedicas?? Después de leer un rato me han entrado más ganas de ir a China, tengo que agradecértelo! Espero verte por Beijing! ;) Berta.
ResponderEliminarVeo esto y mueeeeeeero por comer ya un buen plato de comida china. Porque es TAN rica?
ResponderEliminarBueno, la verdad es que es todo un misterio, Camila. La verdad, los sabores de las comidas varían dependiendo de la región en la que te encuentres. Aquí en Pekín, abunda la comida "salada". Yo diría que el secreto está en que usan muchos condimentos y especias y luego, claro está, en el proceso de elaboración. El resultado puede gustar más o menos, pero nunca hay dos platos que sepan igual, eso sí hay que concedérselo a la cocina china :)
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