Visita a las Tumbas Ming (明十三陵)
De todos es sabido que últimamente no he estado en mi mejor momento. Desde que volví de España, la presión a la que me he visto sometida debido a los estudios ha generado una racha en la que a penas si he tenido dos días seguidos en los que me haya sentido absolutamente feliz, como suele corresponder a mi naturaleza; a los estudios se sumaron las otras responsabilidades derivadas de ser estudiante internacional en China (condición también conocida como "mono-de-circo-rubio-con-ojos-azules"), que no hicieron más que restar tiempo a mi ya de por sí ajetreada agenda; aparte, volví a encontrarme como a finales de agosto, de la noche a la mañana perdí mi casa, a mi familia, a mis amigos... y algunas personas, de cuyo apoyo yo más dependía, me demostraron con creces que tenían una vida en la que yo ya no podía tomar parte (haciendo, de paso, algunas afirmaciones acerca de la gente que se esforzaba por mantener el contacto conmigo que, creo, jamás podré perdonar); el agobio, la tristeza y mi temperamento irascible terminaron provocando una pelea con el ruso, con el que dejé de hablar durante dos semanas...y en este clímax de indescriptible hastío, la burbuja explotó: el mismo día de mi santo, 26 de marzo, descubrimos que uno de nuestros compañeros de clase se había suicidado...
Salimos de la Universidad a las 7 de la mañana y, después de hora y media de autobús urbano, llegamos al fin del mundo, donde descubrimos que teníamos que esperar hasta las 10 de la mañana para coger el autobus 925, que es el que nos llevaría hasta el complejo de las Tumbas Ming. Después de esperar hora y media haciendo el chorras, rodeados por 300 chinos que se encontraban en la misma tesitura, por fin nos montamos en el autobús, que tardó otra hora y media en llevarnos hasta nuestro destino, Changling 长陵, la tumba del emperador Yongle y, supuestamente, la más antigua e impresionante de todas.
Lo era. Impresionante. Impresionantemente aburrida. Sin duda.
Inscripción en el interior de la "tumba" |
Estatua del emperador Yongle en el pabellón principal de la supuesta tumba... sus ojos reflejan el cachondeo infinito |
Para que os hagáis una idea, estábamos dentro de la tumba y no hacíamos más que preguntar a los guardas de seguridad cómo se iba a la tumba. Nos echaban miradas con la que se podrían untar tostadas... Pero es que, de verdad, allí no había nada que evidenciase que aquello era una tumba... Solo había una sala que hacía las veces de museo, con objetos dispuestos a modo de exhibición permanente, y cuatro patios (sí, mu grandes, mu chinos, pero cuatro patios al fin y al cabo) con sus edificios clásicos. Y ni medio restaurante para comer... Para entrar en Changling, pagamos 60 yuanes por cabeza que creo que, a fecha de hoy, son los peores invertidos de todas mis visitas turísticas.
Mihn ha conseguido COMIDA. Ahora es el macho alfa |
Antesala del infierno... |
Para colmo de males, los sarcófagos estaban cubiertos |
Por último, a la desesperada, decidimos visitar el llamado Camino Sagrado 神路, una larga avenida situada al sur de las tumbas y que está flanqueada por 36 estatuas de piedra, entre las que hay funcionarios, soldados, animales y, sobre todo, guiris haciéndose fotos. También hay que pagar, unos 25 yuanes por barba... Pero, sinceramente, esta fue la mejor parte de la visita. Serían más o menos las 3 de la tarde cuando recorrimos este camino, exhaustos, sin haber probado bocado desde las 6 de la mañana (algunos ni eso) y sin ver el momento de llegar a casa para darnos una ducha y caer rendidos en la cama. Pero lo pasamos pipa. La verdad, es sorprendente la cantidad de turistas que hay en este complejo cuando, francamente, hay sitios en Beijing que le dan mil vueltas a las Tumbas Ming y, sin embargo, no se ve ni un rostro pálido por las inmediaciones.
Al final, volvimos a Beijing en el autobús 67, cuya última parada está al final de una de las líneas de metro de Beijing que enlaza con la linea 13, y de allí llegamos a Wudaokou, donde nos comimos la cara de la virgen con papas. Después de desayunar/almorzar/cenar, volvimos caminando, porque los chinos dicen que 饭后百步走,活到九十九, o sea, que es bueno caminar después de comer. Así que hicimos lo propio y nos rodamos unos a otros hasta nuestra Universidad.
Gentes destruidas y cabronazos haciendo mofa de ello. El ciclo de la vida |
Balance del día: positivo. ¿Fue una pérdida de tiempo? Sí; ¿Fue un gastazo de dinero? Sí. Pero aún así, lo pasamos en grande. Hay que aprender a diversificar, a tomarse las cosas con calma y, sobre todo, a valorar y disfrutar de la compañía de unos cuantos desconocidos. Al final, puede que incluso terminen sacándote del pozo en el que te habías metido =)
¡FELIZ SEMANA SANTA A TODOS!
¡Feliz Semana Santa a ti también! Ajjj, por fin una de tus entraditas. ¡Me alegro un montón de que vuelva a verse el sol desde tu ventana! La vida continúa y oye, al final ni siquiera está mal del todo. :) Qué bien que la mala racha pierda fuerza.
ResponderEliminarComo siempre, me meo toa con tus retransmisiones. xD.
P.D Ya veremos, ya, adónde me toca a mí tirar el año que viene. ;)
Estamos, on fireeeeee!!! :D
EliminarNada, como suele citar mi madre,
"si te postran diez veces, te levantas;
otras diez, otras cien, otras quinientas;
no han de ser tus caídas tan violentas,
ni tampoco, por ley, han de ser tantas." ;)
Me alegra que vuelvas a pensar en positivo y que hayas aprendido a priorizar y a relativizar.
ResponderEliminarLos pies de foto ¡geniales!
Y en cuanto a todo lo demás... lo único que me preocupa es que, en el itinerario de nuestro viaje por China, están incluidas ¡cómo nooooo! ¡¡¡las tumbas Ming!!! Jajajaja.
¡Síiiiii, sabía que e iba a encantar!
¡¡Cuídate, cariño!!
Estoy en égtasis, madre. En Égggggggtasis... <3 <3 <3
EliminarBueno Lara, por aquí yo, y creo que todos más o menos, sabíamos que la cosa iba a ser cuestión de tiempo y de que te replantearas algunas cosas.
ResponderEliminarAsí que no sabes cuánto me alegro de leerte otra vez, con esos ánimos renovados que espero te duren muuuuucho tiempo (al menos, hasta que vuelvas a las Tumbas Ming, jejeje)
¡Mucha suerte, abrazos y besotes!
Es gracioso, lo de las tumbas Ming. Me recuerda a cuando fui a la Capilla Sixtina. Ahí estaba yo con mis dieciséis insignificantes años, el cuello estirado hacia arriba, enfrentada a aquella gran obra, y cuando la vi lo primero que pensé fue...
ResponderEliminar"...Caray, qué colores tan subidos, pelín horteras los veo yo."
Me sentía mal, pero esa fue mi primera reacción xD.